"Lolita, light of my life, fire of my loins. My sin, my soul. Lo-lee-ta: the tip of the tongue taking a trip of three steps down the palate to tap, at three, on the teeth. Lo. Lee. Ta. She was Lo, plain Lo, in the morning, standing four feet ten in one sock. She was Lola in slacks. She was Dolly at school. She was Dolores on the dotted line. But in my arms she was always Lolita"
Tal ves el libro resulta largo, pero la estructura tan morbosa pero oculta que lleva Vladimir en cada hoja, es la que mantiene a cada instante esa motivación y "espinita" morbosa, por saber lo que va a suceder; pero la habilidad está en que no nos dice lo que sucede, simplemente hace referencias, nos deja a la imaginación, jamás habla de una violación, abuso o algo referente.
Humbolt, escritor que ha vivido con mujeres fáciles, que tuvo una nínfula en su corta edad y vivio solo casi toda su vida, pero conoce a esta ninfulilla y se obseciona totalemente, talves era el tigre ante el inocente conejito, sin embargo los papeles se invierten, y aquel tigre pasa a ser como un rey rodeado de reina, alfiles y torres, que solamente agotaban su vida cruelmente, para dejarlo morir con cautela, lentamente; Lolita, quien sabe si victima o culpable.
A pesar de que Humbolt es un obsesionado, apasionado amante, un amante incomprendido, un enamorado, resulta en algunos momentos un simple y enfermizo impulsivo, animal que se deja llevar por los instintos, que es sugerido como un hombre racional, con ciertos prejuicios, que se transforma en un animal. Sin embargo, cuando pierde a Lolita sobresale ese amor indudable, todo ese sufrir irremediable, que trata de enmendarlo.
Concidero que la emoción principal del libro, que es la que debería existir, ha desaparecido por completo desde la primera página de Lolita, porque ya es de suponer lo que sucedio con ella. Así que se puede concluir que lo atractivo del libro es la creatividad morbosa de Nabokov, la evolución de una muchachita: de víctima a criminal, y asi mismo la degradación de Humbolt: el directo afectado, el vulnerable, el perdedor.
David Garzón
